La hidratación de la piel tras el verano
Las condiciones climáticas adversas del verano como el exceso de radiación solar, las altas temperaturas que hacen que sudemos mucho o el cloro de las piscinas y la sal del mar afectan negativamente a nuestra piel, que sufre habitualmente en este periodo numerosas agresiones para las que no está preparada.
¿Tras el verano, tienes manchas en la piel? ¿Pequeñas arrugas? ¿Sientes que está seca? Estas son algunas de las principales consecuencias de la deshidratación habitual tras unos meses de playa, piscina o incluso sin haber podido disfrutar de las vacaciones al 100%.
A todo lo anterior, habitual de cada septiembre, este año hemos de sumarle la mascarilla que nos hace retener más calor alrededor de la nariz y la boca y, por lo tanto, sudar más. Además, tampoco hemos vivido un periodo de fotoadaptación, por lo que nuestra piel ha sufrido un cambio brusco cuando se ha visto expuesta de nuevo al exterior tras los meses de confinamiento.
Los fototipos más oscuros pueden presentar una tendencia mayor a la aparición de manchas en verano y las pieles menos protegidas signos de envejecimiento más visibles, como arrugas o falta de firmeza. Sin embargo, la falta de hidratación se manifiesta como una de las consecuencias más extendidas, afectando a todo tipo de pieles, fototipos y edades.
Centrándonos en la exposición solar, la radiación daña los componentes principales de nuestra piel al llegar hasta ella. Altera las fibras de colágeno, proteínas de soporte que pierden su capacidad para fijar el agua a la piel, lo que se traduce en pérdida de firmeza. También daña la estructura del ácido hialurónico que forma parte de nuestra piel de manera natural y afecta a los lípidos de la barrera protectora de la piel. Esta alteración de la barrera cutánea aumenta la pérdida de agua transepidérmica.
La clave para recuperar la piel tras el verano se divide en tres pasos: exfoliación, hidratación y protección. Retirar las células muertas es imprescindible para restaurar el equilibrio de las epidermis. Es por ello, que el otoño se considera habitualmente temporada de peelings, procedimiento que consisten en la eliminación de las capas más superficiales de la piel para mejorar su apariencia y textura.
El segundo paso busca corregir la acción de los radicales libres y reponer la elasticidad perdida. Lo ideal es humectar la piel con una crema rica en ácido hialurónico u otros agentes hidratantes, mientras que las mascarillas nutritivas servirán para un tratamiento más profundo y específico, especialmente cuando hablamos del rostro.
Aunque la luz solar empiece a disminuir en cantidad e intensidad tras el verano, los rayos mantienen su efecto nocivo en las pieles sin fotoprotector. Por lo tanto, es necesario usar protector solar a diario.
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